¿Puede la fotografía cambiar el mundo?

Por Luís Alberto Domínguez

Con este título asistí a una charla organizada por el grupo ecologista “Amics de la Terra” e impartida por Alberto Cubillo, miembro de  “Amics de la Terra” y fotógrafo.

De entrada me llamó la atención el título. Muchos de nosotros, creo, que nos preguntamos cada día, para qué podemos hacer servir nuestras imágenes, como podemos ayudar para mantener el paisaje del que disfrutamos tanto y que tantas sensaciones buenas nos produce en cada salida.

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Vemos en muchas ocasiones agresiones al medio ambiente que nos gustaría poder denunciar o al contrario, lugares hermosos que nos gustaría difundir para que las autoridades o el público en general, se diera cuenta de que existen sitios maravillosos y cercanos que se deberían de cuidar y mantener para las futuras generaciones. En el fondo sabemos que en nuestras manos tenemos una de las mayores “armas”… nuestra cámara.

En sitios donde se producen agresiones al medio, los fotógrafos no somos bien recibidos, son conscientes del “poder” que tenemos, incluso mucho más que nosotros, ya que la mayoría de nosotros no vamos por el mundo con la intención de denunciar nada, pero ellos no lo saben, claro.

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En dicha charla se mostraron imágenes de cómo la fotografía ha contribuido a cambiar un poco el mundo, no eran imágenes de naturaleza, salvo las alusiones que se hicieron a Ansel Adams y el Parque nacional de Yosemite en Estados Unidos. Pero sí eran imágenes que todos recordamos perfectamente, el buitre y la niña, los niños de Vietnam, etc… fueron efectivamente imágenes que hicieron cambiar la forma de ver y de pensar a muchos sobre las cosas que estaban pasando en el mundo y que contribuyeron a cambiar cosas.

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Esa línea de actuación es la que a muchos de nosotros nos gustaría poder llegar a conseguir con nuestras imágenes, ser capaces de sensibilizar al público, a las asociaciones ecologistas, a las autoridades, etc…

Cada día son más las asociaciones ecologistas que recurren a la difusión de sus actividades con imágenes, los periódicos necesitan de esas imágenes, que solo un fotógrafo de naturaleza es capaz de captar, por su forma especial de ver las cosas.

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Las autoridades en muchas ocasiones necesitan “VER” razones de porqué es necesario proteger o actuar en la naturaleza. Todo cuesta dinero y ellos necesitan de “razones”, ¿se las podemos dar? ¿tenemos esas razones?

Recuerdo un caso de hace algunos años, en que tanto los técnicos de medio ambiente como los ecologistas, reclamaban a gritos a las autoridades que se interviniera en la isla de Sa Dragonera de Mallorca, para eliminar las ratas que devoraban los nidos de gaviotas, fue necesario demostrar con imágenes, algunas muy fuertes, como por ejemplo, una rata devorando un pollo en el nido, para conseguir sensibilizar a las autoridades y demostrar que había que actuar.

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La facilidad que tenemos hoy en día para la publicación de revistas, tanto digitales como impresas, nos permite difundir nuestras imágenes y nuestra manera especial de ver el mundo y también nos permite hacerlo llegar a mucha más gente.

No siempre es necesario presentar imágenes fuertes o desagradables para sensibilizar a la gente, a veces se consigue lo mismo mostrando imágenes en un sentido más positivo, mostrando las maravillas que nos rodean e intentando transmitir un mensaje positivo.

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Otra vía, que es la mía, mucho más lenta, pero a la larga, creo que igual de efectiva, es la educación. Yo no vengo precisamente del mundo de la ecología, de niño la naturaleza para mi era un lugar para descubrir y jugar a Tarzán, indios, hacíamos casetas, fuegos, cazábamos, etc… no teníamos conciencia de que se podía jugar sin necesidad de romper ni cazar nada.

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Cuando me hice adulto y empecé a andar por la montaña con mis hijos, compré una cámara de fotos para llevarnos los recuerdos de los diferentes paseos dominicales, poco a poco me daba cuenta de que no solo me gustaba, sino que además, también fui tomando conciencia de que esos paisajes eran importantes, que durante generaciones se habían mantenido y que gracias a esa labor, hoy, yo con los míos, podía disfrutarlos.

Empecé a tomar conciencia de esa gran labor, silenciosa y eterna que la propia naturaleza realiza cada día, empecé a notar olores, ver y oir, el vuelo de las aves, el viento, escuchar las olas, notar la brisa, el frío, la sed, vi que no estaba solo, que en mis paseos había cada vez más gente, que como yo veían flores que otros pisaban, paisajes que otros no veían.

Sin título8 Sin título9 Poco a poco comencé a informarme de qué era esta flor, este insecto, aquel ave, me enteré de que existía “VIDA SALVAJE” ¡¡¡en Mallorca!!!

Mis compañeros de excursiones siempre se reían de mi por que siempre iba “cargado como un burro”, mochila, trípode, agua, bocadillos, etc… en muchas ocasiones ni sacaba la cámara, no entendían nada.

Poco a poco dejé de salir con ellos a pasear y empecé a buscar los paisajes que me interesaban, las flores en su momento de floración, insectos, sabía cuando podía o no subir a tal o cual cima, para no molestar a las aves que anidaban, a pasear con un objetivo…, disfrutar de la naturaleza y respetarla.

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Asisto siempre que puedo a las charlas de índole naturalistas que se realizan por unos o por otros, desde botánica, ornitólogos, geólogos, medio ambiente, cualquier tipo de reunión donde el tema de la naturaleza sea el motivo. En ellas he conocido, no solo a personas, sino diferentes puntos de vista, pero todos con el mismo fin, difundir la naturaleza, nuestro entorno, su belleza, sus amenazas, cada uno intentando aportar lo que sabe, difundiendo el conocimiento que ha ido adquiriendo con la experiencia, compartiendo el conocimiento.

En todas estas charlas, de unos y otros, la fotografía siempre ha sido el hilo conductor, todos y cada uno de ellos han acudido a las imágenes, propias o ajenas, para hacer llegar su mensaje a los demás.

Es aquí donde yo he encontrado un camino para colaborar a “cambiar el mundo”.

Con el tiempo he llegado a conseguir que aquellos amigos que me acompañaban en las excursiones con los niños, hoy, gracias a mis imágenes ellos también cuando salen, ven, oyen y sienten la naturaleza.

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Ambos son caminos válidos, cada uno que recorra el que más le guste o le sirva para conseguir…  “Cambiar el mundo”.

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